"Quizá los animales están más adelantaos que los japoneses y que nosotros"
Silvio

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martes, 8 de septiembre de 2009

Garrulismo máximo

Lo de Pozuelo del pasado fin de semana no tiene nombre. Bueno, sí que lo tiene, pero quizá ni siquiera internet sea un lugar apropiado para pronunciarlo.
De verdad que me cuesta bromear con esto, pero tenemos lo que nos merecemos. En esta sociedad del todo vale ya no sorprende que pasen estas cosas, es más, alguno parece que disfruta con este tipo de conflicto social, así hay más carnaza que poner en la televisión a todas horas. La prueba, ayer mismo en el telediario, "jartitos" de poner los videos grabados por niñatos mientras se descojonaban de todo... justo antes de contarnos -en el mismo telediario- que ha empezado una nueva edición de Gran Hermano, con minusválido y todo, oiga. Y es que, como decía Abarca "medio telediario cadáveres y el otro medio, garrulismo máximo".
Insisto, no sé si escribir seriamente al respecto porque podríamos entrar en largos debates y hasta caer en topicazos del estilo de "esto en mi época no pasaba" (me niego a ir por esos derroteros) pero es que llega un momento en que frivolizar con cosas de este estilo da un poquito de miedo.
¿Pero qué nos pasa? Adónde habremos llegado, que hasta el "psicólogo del comité defensor del menor y la fiscalía de no me grites que te denuncio" salía el pobre hombre desencajado diciendo, literalmente: "Ahora tenían que sacar el careto esos que ayer hacían -blablabla...-" ¡Pobre hombre! esa era la imagen más triste de todo el reportaje. ¿Y los padres? "Si los padres no admiten la culpa de sus hijos y señalan a la policía, en este país tenemos un problema" o algo así acertaba a añadir, desesperado. Pues sí, querido amigo, lo tenemos. Y si no vaya a cualquier maestro y pregunte, pregunte...
¿La solución? Qué sé yo, cualquier día de estos, montan un gabinete de crisis y se la preguntan a Belén Esteban.
Si es que se le quitan a uno las ganas...

1 comentario:

  1. Ciertamente, algo falla... el problema del garrulismo máximo es que se está convirtiéndo en el pan nuestro de cada día, tan familiar como el de las tostadas del desayuno, tan cotidiano que lo ingerimos sin darnos cuenta sin recordar cuál fue el momento exacto en que el tostador hizo "click" y sacó el pan crujientito de entre su boca de resistencia "recalentá".
    La aterradora reflexión es ¿este garrulismo se convertirá como la tostada, en un acto rutinario de deglución para formar parte de nuestro metabolismo?
    No sé si necesitaremos una "lobotomía" colectiva o un gran "lavado de estómago social"

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